Un café...
Mi café humeante
dibuja tus recuerdos,
desvaneciéndose en el aire
pero dejando el aroma
de tu presencia infinita;
La ausencia
evoca al eco
de tus latidos...en mi pecho,
mis labios
surcan memorias táctiles
tornando tus besos pasados
en un presente pasional,
y tus caricias...tus caricias
...en mi piel,
aquella que se mudó
al silencio...en soledad...
El aroma envuelve todo el poema. Impresionante.
ResponderEliminarEscrito excelente. Un saludo
ResponderEliminargracias navarro,bienvenido a mi morada,escribes también?si fuese así me gustaría leerlo,gracias,un abrazo
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