MAGNO

En el desierto de mi pecho tan solo se divisan, las huellas de tu paso, pasos que en un tiempo florecieron sonrisas, y de ellas se desataban, torbellinos de caricias infinitas, ahora solo invade la ausencia, el gris del otoño, y una gota de rocío, que se desliza por el cristal, de un recuerdo tardío; En la memoria táctil de mi piel, se alberga la calidez de tus incontables besos, el abrigo de tus abrazos, y el brillo de tu sonrisa, que se hundía en mis labios; Los olvidos fortalecen los recuerdos, y la soledad, desgarra un gemido de todos los silencios...

Se despliegan las cicatrices que forjaron los pasos, aquellos que en la distancia dolían mas , pasos crujientes de otoño, como si crujiese el pecho lleno de ausencia; Una lágrima rueda por la fría mejilla, estrellándose entre las caricias que nunca fueron, un sollozo en silencio las recuerdan, con una memoria tangible ...extinta...como la calidez de sus besos...

En el jardín que llaman vida, se alzan las flores del destino, el que nace desde la pureza misma, acunado con blanco pétalo , pasando por un presente perfumado de azares, deambulando por el ocre de los pensamientos pasados; El gris se desgaja con la colorida primavera, emergente de los mil suspiros, que se descuelgan de un trino temprano, el trino que seduce con la primera luz, de un añorado amanecer, luz de la pasión que conjugó el verbo nocturno; Desde el horizonte se siente el palpitar de los colores veraniegos, esos que nacen de un pecho enamorado, capaz de tornar la pena en alegría; el purpura del ocaso , mancha los labios sedientos, que se nutren de un beso anhelado, tanto, que describe tus caricias sin palabra alguna, tan solo con la mirada que se descolgó, cuando tu boca devoró la mía; Ese jardín que le llaman vida, ahí donde nada perece, donde un corazón puede parir mil amores, donde una mirada, traduce todos los versos que enamoraro...

Te observo desde la profundidad de mis deseos, mientras tu mirada de manera paciente, se enciende desde el horizonte de lo inalcanzable; Mis caricias palpitan en tu piel, casi como la primera vez, mi voz se entrecorta sin decir una frase completa, serán las ansias de temer a tus respuestas; Te observo desde la profundidad de mis deseos, que  te dibujan entre mis brazos, brazos que te anhelan desde el amanecer hasta el ocaso; Te observo desde la profundidad de mis deseos, deseos que se embriagan de una esperanza infinita, deseos incumplidos, deseos...

Abril, me deshoja los pensamientos, tornándolos en un sendero crujiente, donde las pisadas disuelven sueños, que se internan en la espesura de la bruma de un beso, un beso de verano que dejo un par de corazones en un otoño eterno, gris, de miradas al infinito, de suspiros interminables; Abril, cuanto me abrazas!!, cuanto dueles...

Un racimo de besos cubre tu piel, sin invadir el perfume de la misma, que me embriaga junto a la dulce suavidad que palpan mis caricias, desnudo tu alma desde el vientre mismo, tan solo con la mirada, y abrigo tus labios, con el deseo de mi boca profana; Mi pecho late tan intenso, como tus suspiros, que entrecortados dejan emerger gemidos de impaciencia, esa que abraza con fuerza, tanta que nos mimetizamos hasta ser tan solo uno; Las miradas desencontradas, se cruzan una y otra vez, como queriendo perderse en el torbellino de la pasión; Un racimo de besos cubre tu piel, como una sombra de esperanzas, la que nos da cada amanecer, sabiendo que le precede nuestro atardecer...

En la compañía de tu ausencia repaso las calles buscando los pasos perdidos en el recuerdo; En la compañía de tu ausencia ilumino el sendero con el brillo de tu extinta sonrisa; En la compañía de tu ausencia, acaricio mis labios con la llovizna de otoño; En la compañía de tu ausencia ...los olvidos te nombran...